El mañana será el siguiente:
Un rayo azul nos fulminará en tierno ardor.
Quienes, en dicho momento, vibren aún en melodías rabiosas
Respirarán por última vez, creyendo todo esto un castigo
Para quienes captaron el llamado,
En sus varias canalizaciones oníricas
Significará la unión del mundo sutil con el material
La tierra parirá un nuevo canto, tal como lo recita el plan divino
Entonces, con un fresco cuerpo crístico y la voluntad acorde,
La nueva humanidad será testigo de la más alta de las alquimias
El ofidio vil intentará escapar en vano
y chillará ahogado en los suelos de su reino
La luz quemará lo que no sea luz
y el único oficio en pié será traducirla
Las barreras del cielo cederán y un puente de plata bajará de él
El mensaje shamán se verá cumplido
y se perderá en el viento del cataclismo
Doce espinas se clavarán en nuestra sustancia
y mutará el zumbido del silencio
Sin detrás, sin delante
y con un ojo sobre el otro
Nos veremos en cuerpo y alma, danzando dulcemente
Sobre la Flor sin estación
Imposible de marchitar
Hasta la próxima era